miércoles, 23 de junio de 2010

CLARISA Y BETIANA

Clarisa y Betiana son mellizas; han nacido hace siete años en una familia de clase alta

Entre una y otra hay una enorme diferencia; aunque las dos son brillantes alumnos en uno de los colegios mas caros y exclusivos de la ciudad, Clarisa es la desesperación de su madre.

Con frecuencia no la encuentra en su habitación, practicando piano como hace su hermana.

Recuerda el primer día en que desapareció, cuando ella -aún en medio de su desesperación- pensó que no podía haberse ido muy lejos.

Y efectivamente era así; estaba solo a doscientos metros de su casa, porque se había hecho amiga de un nene que se llamba Daniel que andaba contando las baldosas de la vereda! !y sin calculadora! !y eso sí que era importante!

En esa primera ocasión cuando su madre la encontró, le endilgó un discurso donde le aclaraba que ella no podía andar jugando con varones, que pertenecía a una clase que no era la de Daniel y otras consideraciones por el estilo.

Pero Clarisa no se daba por vencida y siguiò yendo a la vereda de su amigo, porque -entre otras cosas- !había un árbol tan hermoso ahí!-... se ponía los pantalones viejos(que tenía escondidos) se trepaba y se colgaba de las rodillas cabeza abajo. No se explicaba como su mamá no podía entender lo bueno que podía ser mirar el mundo al revés, ¿por qué era tan estricta, qué hacía ella de malo?

Y la madre le hablaba una y otra vez, diciéndole que era una señorita, que se tenía que comportar, que una nena no podía andar trepándose a los árboles, arañarse las rodillas, andar con los varones...

Un día, Clarisa le dijo:

!Mamá, qué triste debes haber estado cuando eras nena! ¿Nunca jugaste?

1 comentario:

  1. Un final demoledor y en palabras de un infante. Me ha encantado. Los niños mientras son niños o el adulto mientras conserva el niño, tiene sueños, tiene imaginación y tiene esperanza.

    Manel

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