domingo, 13 de febrero de 2011

Mis principios son mi religión

Desde mi mas tierna infancia, tuve un infinito afán de libertad, que jamás me abandonó; supe que habría muchos que no me entenderían, que se asombrarían, pero seguí adelante siempre.Toda mi vida he tratado de proyectarme hacia los otros en el respeto, en la dignidad, en los principios, por eso digo que ellos son mi religión.

Por supuesto, que esto tiene muchísimo que ver con la forma en que fui criada, la familia en la cual me formé; para mí la palabra empeñada es sagrada, si prometo algo lo cumplo, y si no lo hago es porque alguna circunstancia externa a mi voluntad me lo impide; mi palabra vale tanto como si hubiera puesto una firma para mí; por lo tanto si adquiero un compromiso, no lo olvido, no lo dejo de lado hasta que lo cumplo, así esto suponga sacrificios, dejar de lado cosas que me pueden ser beneficiosas, y todo lo que ello implica. ANTES está el cumplir la palabra empeñada.

No puedo convencerme –y creo que jamás lo haré- cuando escucho decir que todo el mundo tiene “su precio”;¿a qué se refiere esta frase? A que alguien salga a robar si necesita dinero, no lo tiene y lo hace porque tiene un hijo enfermo? Eso no es tener “precio”….

Hablo de “venderse”, venderse por bajeza, por comodidad, por inercia, lo cual es repugnante.Hace muy poco me dijeron que tendría que llevar como nombre “espíritu libre” porque eso me representaba

Verdaderamente me gratificó muchísimo ese comentario, me encantó, me sentí orgullosa y feliz.Es cierto que tengo un marcadísimo sentido de mi propia libertad e independencia, y es por esa razón que asimismo:

No me gusta que me digan lo que tengo que hacer.

No me gusta que me ordenen, aunque acepto que me sugieran-

No me gusta que me den consejos, que yo no he pedido; yo decido a quien,

cuando y por qué los pediría.

No me gusta la gente que hace gala permanente de mal humor.

No me gusta los que andan por este mundo haciendo daño

No me gusta la gente miserable de corazón(tampoco la otra)

Muchas veces –como supongo que le habrá pasado a muchos de Uds. en sus respectivos trabajos- durante mi actividad docente en los tres niveles, fui tentada a entrar en los asquerosos círculos de la corrupción, tratando de convencerme que entrara en las “componendas” porque eso iba a significar un sueldo muchísimo mejor para mí (digamos multiplicado por 6); al ir subiendo en la escala jerárquica se está cada vez mas cercano a la gente mas corrupta(mas arriba, mayor corrupción) y realmente los ofrecimientos eran muy jugosos, pero siempre a cambio de “conceder, mirar para otro lado, agachar la cabeza y obedecer” ante los mas CORRUPTOS.

Eso hubiera sido para mí VENDERME, TENER UN PRECIO si me hubiese dicho:“¿qué me importan mis principios? Los arrastro por el suelo, porque lo importante es que con este sueldo podré vivir muchísimo mejor”

Y ESO JAMÁS LO LOGRARON DE MÍ

No me pudieron convencer (claro que supongo que intentaban aquello de “no puedes con el enemigo? Pásalo a tus filas”)SER TRANSPARENTE, TENER PRINCIPIOS, SER DIGNO ES LA MEJOR BARRERA CONTRA LOS CORRUPTOS, QUE NO PUEDEN CON UNO.

Siempre he preferido dejar la piel en los alambres, pero ser una persona digna, que lleva en alto sus principios de vida, la dignidad, el respeto por uno mismo y por el otro. No hay que entregarse, no hay que venderse, no hay que agachar la cabeza ante los miserables.

ESA es la mejor bandera que flamea en mi alma y en mi corazón; la mejor herencia que me dejaron mis padres ¿hay alguna fortuna semejante?