sábado, 14 de noviembre de 2009

El bebé de Josefina

Había logrado huir de donde la tenían encerrada!... al fin! al fin! y no eran mentiras que su hijo hubiera nacido muerto! se lo habían robado! y cuando ella comenzó a gritar, a llorar, a insultar, le dieron remedios para dormirla, pero cuando se despertó se acordaba perfectamente que le habían robado a su hijo!.

Su familia insistía en que el bebé había nacido muerto y que ella ni siquiera recordaba que había asistido al cementerio al sector de las tumbas de los "angelitos"... !su propia familia!

Y luego la llevaron al psicólogo, una y otra vez, no la dejaban un momento sola, la acompañaban a todos lados, y querían que aceptara algo que ella sabía que eran mentiras!!!! mentiras!!! mentiras!!!

Y finalmente la encerraron en el internado...!ella no estaba loca! pero se había escapado y estaba segurísima que iba a encontrar a su bebé...su bebé...su bebé...

Josefina comenzó a andar sin rumbo; observaba las casas al borde del camino; espiaba los movimientos de los niños en los jardines.... pero no...no veía a ningún bebé; así fueron pasando los días; dormía al raso, comenzó a tener hambre, sus ropas se fueron desgarrando, pero lo que tenía intacto, era su seguridad de que sí iba a encontrar a SU bebé,que le habían robado!.

Algunas veces robaba frutas de algunos árboles, y en lugares poblados, se ocultaba durante el día para que no la descubrieran y robaba comida de la basura...y seguía con su recorrido al atardecer, cuando observaba furtivamente que alguien se le acercaba, se escondía.

Llegó finalmente a otra ciudad y continuó su búsqueda, y de pronto!... observó por una ventana casi a ras del suelo un sótano, lo vió: Ahì estaba su bebé!....

Había una mesa de madera muy larga y herramientas extrañas sobre ella; el bebé parecía estar dormido... no veía muy bien...era el atardecer; debía tener cuidado, porque había dos hombres en la habitación!... esperaría que se fueran y entraría sin que la vieran...

Cuando los dos escultores salieron del taller Josefina entró, tomó la talla-aún en trabajo inconcluso- , se sentó en el suelo y comenzó a acunarlo mientras cantaba una canción de cuna, suave,suave,suave, con todo su amor...

Luego se levantó, la colocó cuidadosamente en su lugar, y salió.

Todos los atardeceres,cada vez mas andrajosa, demacrada, delgadísima, sucia, Josefina entraba a acunar su bebé, !que le habían robado! y lo mecía, le cantaba amorosamente, y todos los anocheceres escapaba sin que la vieran.

Un aciago día, los escultores volvieron al taller a buscar unas herramientas que habían olvidado ya que la talla estaba terminada, y al descubrir a Josefina con el Niño Jesús en brazos, comenzaron a forcejear con ella que, hecha una fiera, tomó una gubia e intentó clavársela en el brazo a uno de los escultores, el otro se la quitó, y en ese forcejeo la talla se deslizó y se hizo mil pedazos contra el suelo...

Los artistas salieron a buscar a la policía, para que sacaran la mendiga loca de dentro del taller.

Josefina se sentó en el suelo, juntó los pedazos de SU bebé,los abrazó amorosamente y reinició su canción de cuna,suave,suave,suave...

2 comentarios:

  1. Una historia triste pero por desgracia demasiado real y repetitiva.

    Es tan fuerte el nexo entre el bebé y la madre que muchas veces traspasa lo racional. Así una mujer enloquecida que cree que su hijo sigue vivo aunque no lo esté.

    Y por contra, sólo una mujer en sus cabales "sabe" si su hijo está vivo o no. Y afortunadamente no se puede meter todavía en ninguna ecuación, programar o desprogramar, ni por supuesto, explicar el porqué.

    Me ha encantado y me ha dejado sin palabras. Felicidades por compartirlo.

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  2. No son pocas las veces que una madre pierde el norte cuando a su hijo le ha pasado algo. Cuando se ha perdido, cuando ha enfermado o cuando se lo han arrebatado. Y en ese trastorno producido por un dolor intenso, nunca se muere esa llama del amor hacia el producto de sus entrañas.
    Extraordinario artículo Estela.

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