martes, 8 de diciembre de 2009

Daniel y las baldosas



DAniel, de seis años, había contado todas y cada una de las baldosas de las veredas de su manzana.


Le había llevado su tiempo, eso sí, porque cuando iba por la baldosa ciento cincuenta y cinco, siempre alguien lo interrumpía: -¿vamos a jugar a la pelota? ;- !Dani, Dani, vení a tomar la leche!;- ¿qué hiciste hoy en la escuela? !y claro! perdía la cuenta y tenía que recomenzar desde la puerta de su casa... !otra vez!


Eso de caminar sin perder la cuenta, era todo un trabajo y no podía distraerse, porque iba siguiendo la misma línea, colocando cuidadosamente su zapatilla derecha exactamente delante de su zapatilla izquierda, sin salirse fuera ni tocar los bordes.

Era importante, muy importante ser ordenado en el cálculo. Había logrado hacerlo ya tres veces, pero estaba sumamente preocupado porque la primera vez había contado mil seiscientos sesenta y dos baldosas, la segunda mil seiscientos sesenta y seis, y la tercera mil seiscientos sesenta y ocho.

Y pensaba, pensaba como hacer para estar seguro.

Entonces le contó a su papá, quien le dijo que podía averiguar exactamente, y con toda facilidad cuantas baldosas tenían las veredas, con una calculadora.


Daniel les explicó a sus papás una y otra vez que no se trataba de hacer un cálculo con una máquina; que él iba haciéndose amigo de cada una de las baldosas que pisaba, pero... no lo entendían, no lo entendían... y le decían que no perdiera el tiempo en tonterías.

Pero Daniel siguió con sus caminatas, y aunque muchas veces perdía el rumbo porque
-por ejemplo- escuchaba que se acercaba un auto y se decía: -!a que llego a la esquina antes que èl!

Y sí, llegaba,pero... tenía que recomenzar nuevamente con su recuento.

Pero ahora...!al fin! ha logrado saber sin ninguna, ninguna,nin-gu-na duda, que las baldosas de las veredas de la manzana de su casa, !son exactamente mil seiscientos sesenta y siete!

Cuando se los dijo emocionado a sus papás, ellos le contestaron: -!podrías haberte evitado tanto esfuerzo si hubieses usado la calculadora!

Daniel a partir de mañana comenzará a contar las baldosas de las veredas de la manzana vecina.

1 comentario:

  1. Has escrito un relato muy entrañable que, hayamos vivido o no esa situación, nos lo hacemos nuestro. No se trata pues de baldosas o calculadora, sino que eso es una metáfora o un símbolo, del afán infantil (y puro) de aprender de ir más allá y que choca con lo establecido que muchas veces es mediocridad.
    Felicidades

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