
Cuando mis manos pequeñas
se acercaban a su boca,
la esperanza hacia nido
en mi alma luminosa.
Cuando escribía las cartas,
y andaba hacia los buzones,
yo dibujaba sin duda
todo un mundo de ilusiones.
Es que el mensaje llevaba
algo importante, un pedido,
o bien abrazos alados
para los que se habían ido.
Vigías de las esquinas
en nostalgias de suspiros,
con su gorda panza roja
de aquel, mi barrio querido.
La técnica los dejó atrás
hoy han desaparecido,
en pos de un mundo que gira
con un ritmo enloquecido
al haberme acompañado
es que yo no los olvido.